Güemes, César
“Dicen que me case yo, su más reciente novela. No me interesa la visión feminista de la literatura: Silvia Molina”,
El Financiero. Cultural, 8 de septiembre de 1989, p. 74.
–En la narrativa mexicana me parece que hay un equilibrio, en cuanto a la producción, entre la novela y el cuento. Pienso en escritores como David Martín del Campo, quien tiene cuento y novela; o en Hernán Lara Zavala, que tiene cuentos y está por publicar una novela; o en Bernardo Ruiz, en el mismo caso.
Así comienza la charla con la escritora Silvia Molina quien, luego de novelas como La mañana debe seguir gris o La familia vino del norte, ayer presentara su libro de cuentos Dicen que me case yo, bajo el sello de Cal y Arena. Del balance que existe entre la narración larga y la breve en la literatura mexicana actual nos sigue hablando:
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Ramírez, Luis Enrique
“Los antijuniors: Silvia Molina ¿una escritora que busca a su padre?”
Generación, año II, núm. 21, nueva época, febrero de 1992.
Nunca fue Silvia. Siempre fue “la hija de Héctor”: de Héctor Pérez Martínez, escritor, periodista y político, “el mejor gobernador de Campeche”, el que puso fin al cacicazgo de aquella entidad al principiar los años cuarenta, diputado federal durante el cardenismo y secretario de Gobernación de Miguel Alemán Valdés.
Para Silvia Pérez Celis se impuso una premisa: exorcizarse. Deshacer el mito, la leyenda que tomaba el lugar de su padre, a quien no conoció porque falleció cuando ella tenía un año de edad. Cargaba un muerto sobre sus espaldas y se propuso enterrarlo. Primero, se cambió el nombre; casada con Claudio Molina, decidió llamarse Silvia Molina. Indagó, se fue a Campeche: “Un político es un político aquí y en China. Yo quería encontrar algo verdaderamente horrible en su vida”. No lo encontró, pero sí encontró a su padre tras la búsqueda que motivó el empeño por cambiar aquella visión idealizada; conoció al hombre muerto en 1948, entendió a un ser humano y escribió una novela: Imagen de Héctor.
–¿Lo enterró?
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Serratos, Miguel
“Escribir es un proceso de enamoramiento”
Marketing news. Marketing cultural, agosto de 1991, pp. 46-48.
Silvia Molina es una de las escritoras que mejor literatura están haciendo en nuestro país. Dueña de un estilo sencillo en la redacción de sus cuentos, así como una ardua investigadora en material histórico que luego, vuelve novelas. Esto último tal vez es el sello que más la distingue de las escritoras de su generación. Editora, maestra de la Facultad de Filosofía y Letras de la unam; ama de casa, esposa y madre de dos hijas adolescentes. Entre sus obras publicadas se encuentran “La mañana debe seguir gris”, novela por la cual le otorgaron el premio Xavier Villaurrutia, en 1977. En 1981 publicó dos libros: la novela “Ascensión Tun” y “Leyendo en la tortuga”, una antología de textos que presentan a este mágico animal en el arte, la mitología, la cosmogonía, la religión, la magia y la literatura. Después, en 1984, dio a conocer un libro de cuentos “Lides de estaño”. En 1987 apareció su tercera novela “La familia vino del norte”, al año siguiente, “El hombre equivocado”, una novela colectiva que elaboró con un grupo de amigos escritores. En 1989, “Dicen que me case yo”, una recopilación de los cuentos de “Lides de estaño” y cuatro nuevos textos. Y más recientemente lo que sería su cuarta novela: “Imagen de Héctor”. También podemos encontrar, entre sus publicaciones, libros de cuentos para niños y diversos ensayos. Además, en 1989, editó para la unam una polémica que sostuvieron Alfonso Reyes y Héctor Pérez Martínez. Acerca de sus primeros contactos con la literatura y su posterior formación como escritora, Silvia Molina comentó a Marketing News:
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Lamadrid Estrada, Víctor,
“Entrevista a Silvia Molina: segunda y última parte”,
Boletín Cultural.
Órgano Informativo de la Casa de Cultura de Texcoco, núm. 8, mayo-junio de 1991.
VÍCTOR: ¿Crees que los críticos en realidad tienen capacidad para criticar?
SILVIA: (Pausa) Lo que pasa es que hay pocos críticos. Yo sí pienso que haya críticos en México que tienen una capacidad para analizar textos. Pero creo que la mayor parte de la crítica que se hace en México y que se hace en los periódicos, no es de gente profesional en el sentido que son críticos de carrera, sino es gente que se hace en la redacción de los periódicos que les gusta la literatura o que les gusta escribir y entonces hacen reseñas, en donde te cuentan un poco de qué se trata el libro y además te dan un juicio personal, en donde te recomiendan la novela porque les gusta o critican la novela en lo que no les gustó, pero no es un análisis realmente profundo. En primer lugar para hacer una buena crítica de un libro, un buen ensayo sobre un libro, se necesita mucho tiempo y la mayor parte de los que hacen eso no disponen de tiempo y no tienen un salario y les pagan trescientos pesos por hacer una reseña y además tienen que comprar el libro, ni siquiera se los dan. Claro que lo que hacen es vivir de leer un labro que les guste o no les guste y hacer una nota sobre el libro. Lo cual para ellos es válido, no digo que no.
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Anónimo: “Silvia Molina. No hay diferencia: hombres y mujeres escriben sobre el ser humano”
Gaceta de la UNAM. Suplemento, año 3, núm. 54, 6 de marzo de 1990.
Al examinar la creación literaria, vemos que la participación de la mujer ha sido variada y fructífera en todos los géneros. Para muestra basta un botón. En esta ocasión, es una mujer nacida en el Distrito Federal, quien nos platica un poco de su quehacer literario.
Amena y sencilla, nos responde del por qué escribe: “Bueno, escribo por una necesidad íntima de hacerlo, y al mismo tiempo me he dado cuenta que a lo largo de estos años de estar ejerciendo el oficio de escritora, ha sido una manera de comunicarme con los demás; pienso que, aunque uno escribe para sí mismo, finalmente la escritura se cumple en la medida en que un libro se abre y se lee”.
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