Mi familia y la Bella Durmiente cien años después El cuento favorito de María es La Bella Durmiente, y el tío |
Aguilar, MarÍa Teresa: El personaje favorito de Silvia Molina |
Aguilar, María Teresa, “El personaje favorito de Silvia Molina” El Nacional. Revista delibros, 28 de julio de 1990.
He buscado deshacerme de mi personaje favorito. He tratado de odiarla, de expulsarla de mis lecturas. He querido demostrarme que ese personaje ya no me diría nada en otros momentos de mi vida sentimental o literaria... He deseado menospreciarla, olvidarla, reírme de ella, encontrar quien la sustituya; pero todo ha sido inútil: cada vez que puedo me asomo aunque sea unas líneas a sus páginas, me le quedo viendo, la observo intrigada, trato de reconocer qué hay de mí en ella que me atrae tanto, que me incomoda tanto, que me da tantísima curiosidad. A veces he llegado a inventar que mi personaje favorito es otro, por temor a que digan mis amigos: “¡Otra vez la misma canción!” Pero ese personaje se ha clavado tan hondo en mí, que no puedo sacármelo. Se llama Anna Morgan o Julia Martin o Sasha Hansen o..., según quiera Jean Rhys ocultarse bajo el nombre de alguno de sus personajes en cualquiera de sus libros. Y sí, ni modo. Otra vez tengo que decirlo, Jean Rhys es mi personaje literario favorito, el que más honda huella me ha dejado. Quizá porque cada vez que me asomo a su escritura, reconozco mi intimidad, mis verdaderos deseos, lo que nunca me he atrevido a escribir, lo que me daría vergüenza contar, lo que sólo yo en mi soledad conozco, en mi silencio sufro, en mi pluma prohíbo. Jean Rhys escribió nueve libros, en los que –sin piedad– se recreó. En todos se puso, se rescató con toda la crudeza que es capaz el que no se oculta nada a sí mismo. Mezcló su sangre a la tinta de sus manuscritos consciente de que el trabajo del artista es algo muy aparte de su vida, aunque ésta sea la materia prima de su obra. Anna, Julia, Sasha... padece una tristeza crónica, una insatisfacción constante. Un hombre, todos los hombres, la conducen a una vida sórdida, a un peregrinaje de cuartel en cuarto de hotel, la conducen a la soledad. Y en la lucha de su existencia, Jean Rhys (Anna, Julia, Sasha) no acepta los valores impuestos por la sociedad, revela la experiencia de la mujer que ha sufrido la derrota y no acepta someterse, claudicar. Nunca leí imágenes más sensuales sobre la mujer, el amor, la tristeza, el placer y hasta sobre el abandono de uno mismo. Julia que sólo quiere “vivir” se hunde; a Sasha el nacimiento de su primer hijo (que muere) la hace desfilar por bares y cafés y tiendas de ropa, por el vacío y el vicio. Las mujeres de Jean Rhys han sido orilladas al alcoholismo, a la prostitución, al aborto, y casi al suicidio. Jean Rhys escribió sobre la mujer y sus pasiones, sobre la mujer y su desarraigo, sobre las mujeres sensibles, y débiles, sobre las mujeres que tienen coraje para enfrentar las pasiones. Honesta, generosa, gentil, cálida, Jean Rhys amaba la vida, amaba reír; pero su sonrisa era frágil. |