Mi familia y la Bella Durmiente cien años después El cuento favorito de María es La Bella Durmiente, y el tío |
Anónimo: "No hay diferencia, hombres y mujeres escriben sobre el ser humano |
Anónimo: “Silvia Molina. No hay diferencia: hombres y mujeres escriben sobre el ser humano” Gaceta de la UNAM. Suplemento, año 3, núm. 54, 6 de marzo de 1990.
Al examinar la creación literaria, vemos que la participación de la mujer ha sido variada y fructífera en todos los géneros. Para muestra basta un botón. En esta ocasión, es una mujer nacida en el Distrito Federal, quien nos platica un poco de su quehacer literario. Amena y sencilla, nos responde del por qué escribe: “Bueno, escribo por una necesidad íntima de hacerlo, y al mismo tiempo me he dado cuenta que a lo largo de estos años de estar ejerciendo el oficio de escritora, ha sido una manera de comunicarme con los demás; pienso que, aunque uno escribe para sí mismo, finalmente la escritura se cumple en la medida en que un libro se abre y se lee”. Con respecto a sus inicios, Silvia Molina nos comenta: “Yo empecé escribiendo novela, aunque en realidad quería hacer un cuento con mi primer trabajo. Cuando tenía unas cincuenta cuartillas o más, me di cuenta que no sabía escribir cuento . “Yo era muy joven e inexperta, y de alguna manera supe que no era un cuento lo que estaba haciendo, y no tenía por qué empeñarme en hacerla; sino expresar lo que yo quería contar en última instancia”. Asimismo, nos dice que la novela es una obra más compleja. “Difícilmente se empieza escribiendo este género y, sobre todo, pienso que tiene que ver mucho la experiencia del escritor para poder cumplir con la obra. “Hay quienes empiezan escribiendo novela por intuición o porque simplemente se le da; alguien es novelista y no cuentista, o hay a quien que se le da el cuento y no la novela. En última instancia, hay quien se le da el poema y no se le da ni el cuento ni la novela . “Por otro lado, cuando uno escribe lo hace sin pensar mucho en las estructuras; creo que nadie, cuando esta escribiendo, maneja la sintaxis consciente de decir esto es un sujeto o un verbo o un complemento directo, ni la estructura en un sentido muy consciente . “Creo que se concibe y dices esto es un cuento y escribes un cuento, o dices esto es una novela y empiezas a escribir una novela. Claro, cuando tienes más oficio ya manejas de una manera muy concreta y más directa las estructuras dentro de tu cuento o novela; pero por lo pronto, de alguna manera se da la concepción de un texto en forma más libre”. Al ser cuestionada sobre si las estructuras en un trabajo, ya sea cuento o novela, vienen posterior a la realización del mismo, nos responde: “No es posterior, sino que es paralela a la realización; lo que viene de una manera espontánea es la concepción. De pronto, en cualquier momento, tú puedes decir: ¡esto es historia para cuento o novela! Y en la medida que la vas escribiendo, y sobre todo cuando ya tienes experiencia en el oficio, puedes ir manejando de una manera consciente las estructuras; entonces, ya puedes jugar con las voces narrativas, con los planos, etcétera. “Aunque en una primera concepción todo sea muy espontáneo, cuando lo empiezas a escribir, comienzas a ver de dónde vas a partir, desde el punto de vista de quién se va a contar la historia, quién va a ser el narrador o desde dónde vas a observar a los demás. Esos ya son juegos que realmente hacen fascinante el oficio de la escritura”. Los costos de la producción editorial son muy elevados en la actualidad. ¿Cómo le va a Silvia Molina con la edición de sus libros? “He tenido mucha suerte; la verdad no me puedo quejar, porque mi primera novela La mañana debe seguir. gris, me la publicaron muy rápido . “Me acuerdo que me acompañó Hugo Hiriart a dejar mi manuscrito a Don Joaquín Díez-Canedo. Hugo me dijo, aquí es cuestión de esperarse cuatro o cinco años a que te publiquen la novela, pero salió como a los seis meses o menos; bueno, además era una novela pequeñita; tampoco era una cosa muy grande. Realmente creo que tuve suerte . “Por otra parte, me dieron el premio Xavier Villaurrutia en 1977 por esta novela, y a partir de ahí, Don Joaquín me dijo: cualquier cosa que usted publique de ahora en adelante, ya sabe que yo soy su editor. Luego, me pidieron mis siguientes trabajos. Claro que he tratado de corresponderles haciendo un trabajo serio y responsable. En nuestro país, los costos de producción son muy caros, y los editores se arriesgan muy poco con escritores desconocidos. “Con La mañana debe seguir gris, recibí críticas positivas muy padres; pero también recibí otras diciéndome por qué había yo recibido ese premio, cuando había escritores que lo esperaban de tiempo atrás. Claro, yo había escrito una historia íntima y personal, de alguna manera autobiográfica, y pensaba que todo mundo estaba esperando que yo publicara otra cosa para ver si era cierto que escribía o no. “Entonces, se me hizo muy fácil esconderme tras el texto de Ascención Tun, mi siguiente novela. Esta historia la escribí porque me apasionó; no la habría escrito si no me hubiera gustado. En ésta, la escritora estaba totalmente oculta; no se percibía a simple vista. “De alguna manera yo soy Ascención Tun, y te diré que donde me siento bien trabajando es cuando adopto la voz de la narradora; cuando siento que tengo la narradora adentro. He vuelto a este estilo, que es autobiográfico en apariencia. A los personajes los voy vistiendo con cosas mías o con aquello que tengo muy cerca, lo que he vivido o que viven las generaciones de las muchachas cercanas a mí. Así es cuando siento que me muevo mejor”. Continuando con la entrevista, le preguntamos si sentía diferencia entre su generación y la generación anterior de escritores. “La diferencia que encuentro entre mi trabajo y el trabajo anterior, es que yo he recogido el lenguaje cotidiano, el de los jóvenes, como si yo no hubiera madurado de alguna manera y me hubiera quedado en el lenguaje de la juventud, de esa que estiramos muchas veces hasta los cuarenta años”. Por lo mismo, Silvia piensa que su literatura es bastante sencilla y que tiene que ver mucho con su forma de expresión. La trabaja al máximo para que parezca espontánea y sincera; eso hace que la de sus narradores sea una voz joven. ¿Qué hay con las mujeres que escriben en la actualidad; cuál es el estilo, si es que lo hay? “Yo soy de las escritoras a las que no les gusta hacer división entre la escritura de los hombres y de las mujeres. Siempre pienso en generaciones; es mucho más fácil, práctico e inteligente. Una generación está hecha por individuos muy dispersos y distintos, y cada escritor de acuerdo a sus obsesiones. “No creo que haya una temática especializada para las mujeres. Si se analiza la literatura hecha por los hombres, encontraremos que hablan de su infancia, adolescencia, aventuras amorosas, al igual que las mujeres; sólo que ésta comenzó a destacar más tarde. Por eso todo mundo tiene puestos los ojos en ellas; y quieren ver a fuerza qué escriben sobre el amor, la juventud, etcétera; pero en realidad los hombres también lo hacen. Pienso que tanto unos como otros escriben sobre el ser humano, y desde ese punto de vista, se me hace mucho más interesante un análisis. “Te puedo decir que como generación, históricamente nos han afectado las mismas cosas. Por ejemplo, el ‘68, el 2 de junio, una no apertura democrática. Este tipo de cosas que vivimos, de alguna manera forman parte de una experiencia colectiva que hemos recogido en nuestra literatura. Si lo vemos como generación, vamos a encontrar ciertas obsesiones que están presentes en nuestra época”. Sobre la inquietud de los jóvenes escritores, ¿qué nos puedes decir?, ¿cuáles son sus inclinaciones? “Bueno, digamos que en la mayoría de ellos, encontramos la frescura de la época, la edad; pero en realidad son los mismos temas. La literatura no tiene mucha variedad; siempre se ha escrito sobre lo mismo, ya sea de una manera o de otra. “Los que son poetas escriben sobre el amor, el desamor, la soledad. Los cuentistas escriben sobre sus experiencias, pero transformándolas; y la mayoría de los que empiezan a escribir, empiezan imitando a los demás”, nos comentó Silvia. “A mí me costó mucho encontrar mi propio tono de voz; creo que apenas ahora lo sé. Antes no quería que se oyeran mis cosas como autobiográficas, personales o íntimas, y la verdad es que así escribo, así me gusta escribir y es como mejor lo hago. “Con la madurez y experiencia, vas viendo en qué fallaron los textos y tratas de superar esos errores; pero eso no quiere decir que la experiencia te vaya a hacer necesariamente un buen escritor; a lo mejor vas a ser un escritor mediocre o malo toda la vida. Cuando el escritor comienza, pienso que lo más difícil es encontrar su propio estilo”. ¿Y qué hace un escritor cuando pasan cuatro o cinco años, y no le publican su obra? “Vives dando clases, corrigiendo estilo, Galeras, das talleres, trabajas generalmente en editoriales. Con todo y que soy una escritora, más o menos con suerte, yo no vivo de mis libros, pero vivo alrededor de mi escritura o del producto de ella, como dar conferencias por ejemplo. “Normalmente deberían pagarlas, y cuando no, se logra que promuevan tu obra. Tal es el caso del Colegio de Bachilleres, donde se acerca la literatura a los chavos y les haces ver que los escritores somos seres que estamos pululando aquí, igual que ellos”. Por último, Silvia nos dice: “Si bien es cierto que la escritura no te da para vivir, pero sí te da para vivir de una manera distinta”. |