Mi familia y la Bella Durmiente cien años después El cuento favorito de María es La Bella Durmiente, y el tío |
Ortega, Myrna: Un hombre cerca |
Ortega, Myrna La cultura en México. Siempre!, núm. 2056, noviembre 18 de 1992, p. XII. “Silvia Molina. Un hombre cerca” Cada uno de los siete cuentos que componen este nuevo libro de Silvia Molina (Ciudad de México, 1946) cala hondo en el lector (y más si es lectora; después de todo, también las mujeres necesitamos escribir para entendernos mejor). Casi sin que se note, como quien no quiere la cosa, con ése su estilo ligero y fácil, Molina, nos va adentrando en el mundo interior de las protagonistas, como Alicia a través del espejo, hasta que nos descubrimos pensando y, lo que es peor –o, por supuesto, mejor desde el punto de vista literario y terapéutico– sintiendo al unísono con ellas. Porque todos los cuentos giran en torno a la mujer y, casi siempre, a lo que es o deja de ser su intimidad en relación al hombre, ya sea que se trate del esposo, del padre o del amante. Dos me gustaron especialmente. En “Nightmare” vivimos como en carne propia las lectoras (mientras más imaginativas y morbosas, mejor para el texto) el acceso de celos de una esposa cuando se ve obligada a compartir una velada con la examante de su marido. A partir de un excelente manejo del punto de vista nos involucramos en los sentimientos de la narradora para volvernos ajenos a cualquier tipo de consideración que pueda aminorar la culpa del marido o de la amante; concluimos condenándolos con la misma rabia de la esposa herida. Molina logra exacerbar nuestros mejores y nuestros peores sentimientos. En el último cuento del libro, “Fantasmas”, la protagonista vuelve a vivir en la memoria un conmovedor episodio de su infancia, en donde se dibuja con nitidez el amor, el miedo y los apegos infantiles. Silvia Molina se dio a conocer con La mañana debe seguir gris, novela que obtuvo en 1977 el premio Xavier Villaurrutia. A partir de entonces ha venido publicando con éxito cuentos, novelas y ensayos. |