Mi familia y la Bella Durmiente cien años después El cuento favorito de María es La Bella Durmiente, y el tío |
Murguía, Verónica: Mi familia y la Bella Durmiente cien años después |
Murguía, Verónica “Presentación del libro de Silvia Molina” 12 de mayo de 1994, en la Capilla Alfonsina. Quiero decir que me da muchísimo gusto presentar este libro por razones muy entrañables: en primer lugar porque en las lides de escribir para niños, Silvia Molina ha sido algo así como mi capitana. Una capitana que me ha tenido paciencia en las cuestiones más elementales, por ejemplo: en una ocasión, trabajando con ella en un libro para niños que apenas comienzan a leer, hube de repetir un juego de ilustraciones porque no medí correctamente el tamaño de mi papel, equivocación que retrasó la entrega, pero que ella tomó con sentido del humor. Y también ha sido una capitana paciente conmigo en los asuntos más difíciles, pues tuve la suerte de que Silvia fuera la coordinadora del taller de becarios en el área de novela del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y me guiara con franqueza y lucidez. La mayoría de las personas que estamos aquí hemos leído La mañana debe seguir gris, La familia vino del norte, Imagen de Héctor o su libro de relatos más reciente: Un hombre cerca. Se le cataloga como una escritora seria, pues. Y en su caso particular, afortunadamente, es una escritora seria que se. toma también muy en serio su trabajo como escritora y editora de libros para niños. Su defensa de la literatura infantil, de su importancia y de la necesidad de que se le apoye le valió, en el último año en que fue tutora en el fonca, el premio denominado por los becarios “Tutor de oro”. Por supuesto yo voté por ella, pero debo decirles que el premio se le dio por unanimidad y que en el jurado había gente de video, de pintura, de teatro y de escultura. El “Tutor de Oro” consistía en una pluma de acrílico con un cangrejo enano adentro, una semilla roja rarísima y una concha sobre la que se lee “Veracruz”. Yo, como alumna suya, era la encargada de dárselo. Todavía lo tengo, pues Silvia regresó antes que los demás porque le sentó pésimo el chilpachole. Voy a aprovechar esta ocasión para entregárselo. Esta es la primera de las razones. La segunda es que Mi familia y La Bella Durmiente cien años después, es un libro hecho con muchísimo gusto, por una escritora con oficio que es, al mismo tiempo, una editora hábil e intuitiva, para que los niños se diviertan. Decir que un libro para niños debe ser divertido parece una perogrullada, pero no lo es. Para comprobarlo basta pasearse por una librería. Abundan los libros empalagosos, los libros didácticos y por desgracia también se puede encontrar una cantidad respetable de libros bobos. Por suerte, Silvia, como Francisco Hinojosa y como Juan Villoro, es perfectamente capaz de escribir un libro para gente menor de quince años, sin un ápice de condescendencia, moviéndose con facilidad entre los incómodos aborígenes de esa tierra de nadie que es el final de la niñez y el principio de la pubertad. El resultado, en este caso, es un juego: Mi Familia y La Bella Durmiente cien años después. Cito del cuento en la versión clásica: “El príncipe ayudó a la princesa a levantarse y la vio y admiró magníficamente vestida, mas como era hombre discreto, se guardó muy bien de decirle que su traje y su cuello Enrique IV estaban pasados de moda (como que tenían un siglo de fecha); verdad era que no por ello estaba la princesa menos bella.” Y se casaron y fueron felices para siempre. Allí termina el cuento. Para los niños que no lo recuerden o no lo hayan leído hay una versión especial dentro del libro: un pequeño libro independiente, dentro de un sobre dirigido a la niña María. Y como decía, la historia termina allí y comienza el juego que Silvia Molina y María, aprendiz de escritora, hija del cartero Simón, le proponen a los lectores, en forma de cartas que aparecen intercaladas en el texto, dentro de sus sobres, con sus timbres, sellos, direcciones y remitentes. ¿Qué sucedió con el Hada Decimotercera durante los cien años en que la princesa estuvo dormida? Hay que buscar su carta, escrita con caligrafía anticuada y elegante, dirigida a Su Majestad, La Reina, y entregada por arte de magia. ¿Qué opina Dolores, la abuelita de María, de la viejecita cuyo huso es el culpable de que se cumpla la maldición? Hay que leer la carta dirigida a la Abuelita Hilandera, enviada desde el País de las Abuelitas al País de los Cuentos. Hay en esta correspondencia hasta demandas legales, pues no se puede, por lo menos en el País de los Cuentos, perjudicar al sindicato de las costureras (por aquello de la quema de todos los husos del reino) sin que éstas demanden y obtengan una compensación justa de parte del gobierno. El texto, las cartas, el libro dentro del libro y las hermosas ilustraciones de Susana Martínez Ostos hacen de Mi Familia y La Bella Durmiente cien años después un juego que invita a leer. La invitación que Silvia Molina nos hace en esta obra debe ser atendida, en mi opinión, por todos los lectores que empiezan, por todos aquellos lectores interesados en la literatura para niños, por todos los lectores... Muchas gracias por su atención y muchas gracias en especial a Silvia Molina por su libro. |