Mi familia y la Bella Durmiente cien años después El cuento favorito de María es La Bella Durmiente, y el tío |
Padilla A., Adriana: Silvia Molina y la fantasía |
Padilla A., Adriana, “Silvia Molina y la fantasía”, Excélsior, 13 de febrero de 1994.
La obra narrativa de Silvia Molina tiene un lugar singular entre las escritoras de México en la última década, se ha distinguido por mostrar de una manera directa y ágil tanto una inusitada historia de amor en La mañana debe seguir gris, así como utiliza un material histórico para mostrar la orfandad en el sudeste de México con Ascensión Tun o reconstruir el pasado y el presente de la mujer con una decisión de vivir intensamente en Dicen que me case yo. También en su narrativa encontramos la búsqueda del padre para evocar la imagen de un hombre público en Imagen de Héctor. Su sencillez y lo directo de su prosa le permiten a su vez darle voz a la mujer desde su interior en Un hombre cerca. Pero eso no es lo único, ahora incursiona en una nueva faceta, en la literatura infantil con La familia y la bella durmiente cien años después, que obtuvo el Premio Nacional de Literatura Infantil Juan de la Cabada 1992, y que el año pasado vio la luz. Nunca ha sido fácil escribir para los niños y Silvia se adentra por medio de la fantasía y la creatividad al mundo infantil. El libro aparte de describirnos la historia de una familia, recrea el cuento de La bella durmiente por medio de un minicuento para colorear y seis cartas que el lector podrá sacar de sus sobres para establecer una relación placentera y directa entre los personajes de La bella durmiente y los protagonistas de la historia. Silvia Molina toma de pretexto la fantasía para jugar con las palabras y de esta forma darle vida a cada personaje de la historia. Una niña que regresa al pasado para entrar al mundo mágico de la imaginación y su fantasía es con frecuencia tan inteligente y humana como directa para estar presente en el pasado. Creo que a Silvia Molina se le puede ubicar entre un grupo de escritoras que buscan explorar la literatura infantil, y están acabando con la idea de que escribir para niños es un género menor, ya que se piensa que el pequeño no tiene derecho a leer una buena narración y por lo regular las historias están plagadas de lugares comunes o diminutivos innecesarios que hacen una lectura aburrida. Un cuento que se quiere contar. |