Mi familia y la Bella Durmiente cien años después El cuento favorito de María es La Bella Durmiente, y el tío |
Urrutia, Elena: Los cuentos de niñas de SM |
Urrutia, Elena “Los cuentos de niñas de Silvia Molina” Punto, secc. Libros, año III, núm. 121 25 de febrero-3 marzo de 1985, p.
En su libro Lides de estaño (Universidad Autónoma Metropolitana, 1984) Silvia Molina ha reunido 18 textos, algunos de ellos tan breves que no exceden 2 líneas, y que podrían muy bien agruparse en cuentos de niñas, o para ser contados a las mismas y cuentos que, una vez satisfecha la necesidad de contar la niñez y aunque la motivación no sea necesariamente autobiográfica, intentan no sólo asuntos de otras edades sino también otros recursos narrativos. Entre estos últimos cuentos, el más ambicioso tal vez sea “Confieso”, escrito explícitamente bajo el signo y como un homenaje a Salvador Elizondo, en un juego de espejos y reflejos en los que quien escribe mira a sus personajes inventados que a su vez vuelven la mirada a su creador en un afán rebelde por cobrar autonomía. 2 textos más de este segundo grupo “Ya no te voy a leer” y “Otoño”, aluden a la ruptura y, curiosamente, los 2 dejan la sensación de que pudieran prolongarse, de que la retención de la autora decidió poner fin a asuntos que podían haberse desarrollado más extensamente. “Otoño”, por su parte, aflora un elemento que añade razones por las que esa contención no debía haberse instalado: el de la relación desigual y no convencional en las edades y experiencias de los protagonistas: un hombre joven y una mujer mayor que él y con un hijo. Con “De palomas y cuerpos en el espacio” Silvia Molina, la escritora, deja de identificarse con la voz que narra, construye personajes masculinos para alejarles más aún de sí misma logrando 2 provincianos —Ramírez y González— convincentes en su empresa por conquistar una experiencia universitaria en la gran ciudad. Más allá de los desconciertos de sus protagonistas, la de “¿Qué hubieras hecho?” ante la sirvienta tan fuera de serie a la que apenas contrató y ya está despidiendo, y la de “El regreso” al descubrir a la inquilina, a la que deberá desahuciar para entrar en posesión de su herencia. Más allá e integrado el primer grupo de textos a los que me referí poco antes, están los cuentos de niñas y para niñas. Luego que han crecido y miran hacia su niñez, son los protagonistas y las narradoras de “La casa nueva” y el desencanto ante la ilusión que se derrumba, antes siquiera de haber sido asumida; la protagonista y narradora que se recuerda 20 años antes como “Amira y los monstruos de San Cosme”; la protagonista y narradora de “Lucrecia” que recrea los encantos de una vida rural, cerca como nada de la naturaleza y poblada de historias; la protagonista y narradora de “El primer día diferente” para quien las muñecas logran llenar un vacío que los adultos no han sabido. Para seguir con éstas, “Juego de muñecas” reúne seis textos breves que, con el pretexto de las mismas, quieren recrear cultura y momentos. Y para terminar con la serie de textos de niñas, “El paraíso perdido” narra con la voz de la madre una escena que puede inscribirse como uno de los primeros pasos de quien inicia el proceso de dejar de ser niña. |