Mi familia y la Bella Durmiente cien años después El cuento favorito de María es La Bella Durmiente, y el tío |
Palacios Goya, Cynthia: El amor que me juraste, la búsqueda del pasado para entenderse |
Palacios Goya, Cynthia “’El amor que me juraste’: la búsqueda del pasado para entenderse a sí mismo. Silvia Molina habla de su más reciente novela” El Universal, sec. cul. 24 de febrero de 1998, p. 1.
A pesar que las elecciones que ha hecho en su vida, unas veces le han traído alegrías, y otras desengaños, Marcela, el personaje central de la nueva novela de Silvia Molina, El amor que me juraste (Ed. Joaquín Mortiz), se enriquece con las experiencias que éstas le han dejado. En entrevista realizada con motivo de la presentación del volumen el próximo 26 de febrero a las 19:30 horas en el Centro Cultural San Ángel, la autora explicó que además de contar su historia de amor, desamor y rebeldía, Marcela comparte su búsqueda por un pasado en el que espera reconocerse. Comentó que en un principio iba a escribir la novela desde el punto de vista del doctor Eduardo Carrillo, pero debido a que quería expresar muchas cosas del universo femenino, este personaje le resultó poco apto para eso al grado que tardó cuatro años y medio en terminar la novela porque tuvo que rearmarla. “No podía concluirla porque había muchas cosas que quería decir y que no se podían desde el punto de vista del médico, por eso para recuperar todo el material que había escrito en torno a él, incluí fragmentos de algunas cartas que supuestamente él le escribía a la protagonista y narradora del texto”. La también directora de Ediciones Corunda explicó que todos los datos que incluye en la obra y que son comprobables, aunque no hayan sucedido en la vida real con “códigos de verificación”, hacen que la historia sea más verosímil para el lector, por eso siempre los usa en sus obras. Mientras que uno de sus personajes quiere saber cómo eran sus antepasados, otro insiste en que no puede explicarse a sí mismo a través del pasado sino del presente, sin embargo, para Molina “puedes entender a una persona en el presente si la observas simplemente, pero eso no nos dice quién es en la intimidad”. La entrevistada dijo que de alguna manera todos estamos marcados por la educación o los seres que nos precedieron, cuyas formas de ser o que tuvieron para nosotros muchas veces odiamos o por el contrario, nos agradan. Generalmente siempre tenemos una reacción contraria a lo que nos dicen en nuestra familia, muchas veces nada más por simple contradicción. Siempre hay una lucha natural entre padres e hijos, de una generación en contra de la otra, por ejemplo, yo eduqué a mis hijas diferente a como me educaron a mí, por el simple hecho de decir: “no voy a educar a mis hijas como me educaron a mí”, porque estaba a disgusto y estoy segura, que ellas van a hacer lo mismo”. Silvia Molina contextualiza su libro con el conflicto armado de Chiapas —aunque su historia se lleva a cabo en un lugar ficticio situado en el Golfo dé México— y con los asesinatos políticos ocurridos hace un par de años. “De alguna manera era un contexto social que nos estaba afectando a todos y que nos tenía realmente muy ocupados. Recuerdo que cuando comenzó todo esto se decía que era como una ‘telenovela mexicana’ en la que todos estábamos pendientes. La muerte de Colosio fue un impacto social muy grande, y todas las cosas que se desencadenaron después, y mientras la vida política del país estaba muy agitada, mi protagonista se estaba muriendo en un sopor y en un aburrimiento personal, y esto me pareció un contraste que le podía dar al personaje algo interesante”. Luego de comentar que escribió un final abierto para que sea el lector quien decida qué pasa, la autora describió a su figura estelar como una mujer contemporánea que no es una perdedora ni tiene la autoestima baja; sino que con base en las elecciones que ha hecho a lo largo de su vida algunas veces le han salido bien y otras no tanto, por eso al narrar su vida lo hace desde un estado depresivo. “Es una mujer rebelde que no está decidida a continuar el patrón que le cortó su madre, que por lo demás es un ser maravilloso porque a pesar de todo saca a sus hijos adelante y lleva más o menos una vida apacible con su marido y le perdona todo. Sin embargo, la narradora no quiere tener una vida de aceptación, quiere y sabe que hay una vida para ser vívida”. La también autora de La mañana debe seguir gris afirmó que para ella escribir es padrísimo porque puedes vivir cosas que no has vivido en la vida real “en este sentido, por ejemplo me gustaría hacer o haber hecho ciertas cosas que ella (Marcela) se atreve y que yo por mis circunstancias no he hecho”. Al finalizar, comentó que la música en este libro es muy importante porque marca la identidad de la narradora, “tiene que ver mucho con ella y con sus frustraciones, y como en la literatura todo realmente es un juego, en la novela puedes meter cosas que te sirven para darle un marco y cierto ambiente”. |